VACIA

Los días pasaban lentos y sin sentido. Desde que se había ido el tiempo no existía en su vida, todo consistía en seguir respirando subsistiendo, una forma vacía de supervivencia sin objetivos.
Los ánimos y la alegría dela gente se le hacían insufribles, ese positivismo constante la hundía más aún si cabe en su miseria. Porque nadie la entendía? La verdad es que ni ella misma lo hacia así que porque esperar algo mas del resto del mundo.

Cuando caminaba por las calles intentando esconderse de las miradas escrutadoras de la gente elucubraba sobre sus vidas, quizás ellos también estaban vacíos detrás de sus mascaras sonrientes, pero entonces porque ella no podía sonreir? Cuando había perdido esa capacidad?porque no podía disfrazar su soledad de falsas muecas ?es que ni para eso servía?

A veces se sentaba en la playa. Aquellas mañanas de invierno que tanto le gustaban, se tumbaba en la arena y miraba al mar, se dejaba mecer por el ritmo acompasado de sus olas y aquel olor a sal. tan querido; era entonces cuando su mente empezaba a volar, se levantaba muy alto, se mezclaba con aquellos dos azules de ensueño y entonces su alma vacía sonreía;; sí, en aquella soledad serena su corazón se sentía lleno y latía con fuerza. Era su secreto, su rincón de paz que le daba el aliento necesario para seguir respirando cuando volvía a esa realidad que tanto odiaba.
Pero luego cuando volvía a casa , esos momentos felices desaparecían y la realidad la golpeaba de nuevo sin piedad.

Aquel día cuando abrió los ojos supo que lo hacía por última vez y lloró lagrimas de amargura por la despedida, por aquel adiós prematuro, por saber que se iría sin que nadie la hubiera conocido o comprendido realmente en aquellos 36 años de vida.
Limpió la casa con una agilidad y unas ganas casi desconocidas, como si de golpe hubiera recuperado las fuerza y las energía perdidas.
Más tarde, se sentó frente al ordenador y empezó a escribir, desnudó su corazón a las personas más importantes de su vida en unas cartas sinceras donde les explicaba lo mucho que habían significado para ella y esperando que algún día la perdonaran por el dolor que pudiera causarles su decisión.
Estuvo horas escribiendo pero eso ya no importaba el tiempo había perdido ya su sentido y relevancia.
Solo faltaba una persona a la que escribir pero, la más querida, su único amor, pero con ella no iban a ser palabras en un papel. No aquella vez. Necesitaba verlo una vez, más, mirar ese rostro que tanto amaba, contemplar de nuevo aquellos ojos oscuros que le hacían estremecer...
Así que armándose de valor cogió el teléfono y lo llamó.para pedirle un último encuentro.
Después de dos años se le hizo tan extraño volver a oir aquella voz.... era una rara mezcla de dolor y alegría. Su encuentro fué un viaje a un pasado perdido, la confesión de un amor callado pero intacto, el adiós de un corazón silencioso.

Ya había llegado la noche casi sin avisar cuando ella llego a la playa. Se bajó del coche y caminó por la arena en dirección a la orilla. Estaba sola, aunque aquello no la sorprendía, no esperaba encontrar nadie allí en pleno invierno y a aquellas horas.
Noto como el agua helada rozaba sus piernas y busco en sus bolsillos. Lentamente sacó el frasco de pastillas y aquella pequeña botella de Martini que había comprado el día anterior. Era su bebida favorita y le apetecía saborearla por última vez..
Cuando hubo acabado con aquel ritual miró su foto una vez más mientras las lagrimas resbalaban por su cara. - Te estaré esperando....
Y siguió adentrándose en el mar poco a poco hasta que se perdió en sus negras aguas para siempre.